El pasado domingo día 8 de
septiembre, cuando en Mahón estaban en plenas fiestas, Juanjo y yo nos subimos
al avión que nos llevó hasta Jualiaca, al sur-este de Perú, desde allí nos
embarcamos a Puno y desde Puno a Copacacabana en Bolivia ya, pasando la festiva
y delirante frontera que separa uno y otro territorio (y de haber pagado la
respectiva multa al gobierno peruano). Una vez en Bolivia, nos agarró el
soroche (o mal de altura) ya que nos situábamos a casi 4.000 metros respecto al
nivel del mar y a que nuestra subida no había sido precisamente progresiva, así
como recomiendan. Después de las consecuencias sufridas, le tengo un gran
respeto a todos aquellos deportistas que practican sus respectivos por allí
arriba, fueron 24h. realmente difíciles de pasar mientras tomábamos mate de
coca y otros productos para paliar en dolor de cabeza, cansancio, dolor
muscular, insomnio, mareos y demás efectos.
Titicaca
En Copacabana pudimos ir hasta la
Isla del Sol navegando el grandioso lago Titicaca, para por la tarde volver a
nuestro país de origen en un autobús que nos llevó hasta Cusco después de 10h.
de viaje y llegando allá a las 5am. Teniendo así todo el día para patear la
bella ciudad, muy ligada a la cultura Inka y a la conquista española de antaño.
Pasando noche en Cusco, fuimos hasta Ollantaytaitambo donde gratamente nos
hospedó una familia amiga. Allí realizamos largas excursiones a pie, en carro o
en autobús para descubrir antiguas fortalezas inkas como: Pumamarka, Pisaq,
Chincheros, Moray… a cada cual más descomunal e increíble que la anterior. El
14 de septiembre pisamos el Machu Pichu, pudiendo también vislumbrarlo desde el
Wayna Picchu, no tengo palabras para describir lo que el entorno y la
arquitectura brinda al caminante, es algo realmente impactante.
Verdaderamente, merece la pena.
Volviendo a Cusco y dejando atrás
Aguas Calientes (las termas famosas no valen la pena) y Ollantaytambo
regresamos a nuestro hospedaje Inka para pasear por Sapsaywaman, Tambomachay,
Puka Pukara, Qenqo.. y otros reductos de la antingua cultura inka que nos
rodeaba.
Ahora nos encontramos felizmente en “nuestra” Casa Vida y más aún con la presencia de Luis entre nosotros, menorquín y buen amigo que trajo consigo 6kg. de obsequios y detalles desde las Islas entre los que se encontraban quesos, sobrasada, “formatjades”, cartas, postales, glosses, una “bota de vi de ses festes” y otros detalles que hacen que uno de cargue de más energía si cabe para seguir edificando este proyecto que entre unos y otros llevamos a cabo.
Ahora nos encontramos felizmente en “nuestra” Casa Vida y más aún con la presencia de Luis entre nosotros, menorquín y buen amigo que trajo consigo 6kg. de obsequios y detalles desde las Islas entre los que se encontraban quesos, sobrasada, “formatjades”, cartas, postales, glosses, una “bota de vi de ses festes” y otros detalles que hacen que uno de cargue de más energía si cabe para seguir edificando este proyecto que entre unos y otros llevamos a cabo.
¡Muchas gracias a todos!
Aleeeeeeeeee besos