domingo, 23 de marzo de 2014

Ahora ya, funcionando legalmente


A la espera de la acreditación correspondiente, podemos decir que estamos funcionando como Casa Hogar de manera legal y acorde a la normativa de la República y a la de la Municipalidad de Pachacámac. Desde este pasado Jueves que se realizó la inspección ocular pertinente. Hasta ahora, no teníamos el espacio en regla, era una de las cosas que teníamos pendiente, no nos preocupaba en demasía ya que existen hogares que llevan 10 años funcionando y acogiendo jóvenes sin necesidad de licencia de funcionamiento.
Esto es Perú.




Aunque lo normal sería (siendo hoy domingo) que me encontrara disfrutando de un relajado día de playa con los chicos, estoy en el Hogar junto a Romel tratando de ayudarle en las innumerables tareas que lleva arrastrando hace días. Tal y como era de esperar, el cambio de colegio le está afectando debido a que el nivel exigido es mayor y a que su autoestima no le beneficia.




Él, así como el resto de los que habitamos en Casa Vida, recibimos ayuda psicológica ya sea de manera más específica o generalizada, dependiendo. A los jóvenes, se les invita quincenalmente a conversar con los profesionales y a los adultos cuidadores se nos dan charlas para lograr un mayor control y herramientas para el día día.




Por suerte, hablando un poco de todo, pudimos redirigir a un Hogar amigo en Picapiedra al niño revoltoso que habitaba con su mamá un cerrito en Sta. Anita (del que os hablaba la semana pasada); menos mal, porque la verdad es que el ritmo que estamos llevando ya es elevado como tener que acoplar un nuevo miembro que habría significado más atenciones y una rápida adaptación comunal...

Entre otras cosas, este fin de semana tocó celebrar el cumpleaños de Julia, así como despedirla hasta que vuelva a estar con nosotros otra vez, más pronto que tarde, se le echará en falta.





viernes, 14 de marzo de 2014

Al son del ritmo escolar


Acá estoy, escribiendo en un mecánico de Lurín, sentado en el asiento del copiloto de nuestra querida Mika mientras le arreglan los bajos, algo sencillo, esta vez. Escribo ahorita porque no tengo mucho que hacer, me toca esperar, ya he organizado la agenda del fin de semana y venideros.




El cambio en la Casa desde que me he reincorporado al equipo es evidente, el ritmo escolar se impone, lo que significa que a las 6h. estamos en pie para desayunar todos juntos y salir así por la puerta, después de haber realizado los trabajos asignados, a los colegios a las 7'15h.; incluso actuando como combi del CPR para otros estudiantes y mamitas que se dirigen a Pachacámac.
El único que no va al colegio de mañanas es José (y Jaime) que lo hace por la tarde de 13h. a 18h. cuando sus compañeros del Hogar van llegando en dos turnos para almorzar y ponerse con las interminables y delirantes tareas, un show. Tiempo libre y 18'30h. turno de duchas para alistarse para la pregaria a nuestra Virgen, la de la Esperanza, 10min. de oración y paz.
Habiendo finalizado, en torno a las 20h. nos sentamos a la mesa mesa donde algunos ya no se molestan en evidenciar signos inequívocos de agotamiento para marchar a la cama a las 21h. y pico.

Aunque el ritmo en ocasiones se hace un poco pesado por la calor, las riñas entre los jóvenes y "demás historias" que no tienen porque tener mucho que ver con el apartado de Hogar de la Casa; es un horario que solemos cumplir y que ayuda a que cuando toquen las 22h. a los voluntarios también nos llame la piltra. Todo es acostumbrarse.




El mismo día que volví a estar por acá, Julia y yo nos acercamos hasta a Santa Anita (Lima) para estudiar el caso de un joven de 10 años que tal vez podría a formar parte de la familia. Él vive con su progenitora y hermano chiquito en lo alto de un cerro en el que no es muy aconsejable entrar sino se va con alguien amigo.  Ya me entendéis, o no. Un espectáculo en muchos sentidos. Por la zona no es extraño que periódicamente de oigan casos de "desapariciones" de policías que habían ingresado donde no debían.

Bueno, ahora el mecánico me comunica que no puede continuar con el trabajo porque se le ha terminado el oxígeno para poder soldar el resto del tubo de escape. Vamos a conversar... aleeeee besos





lunes, 3 de marzo de 2014

Volvemos al colegio


Lo primero que me veo obligado hacer es pedir perdón, disculparme por la tardía actualización de este "blog de burdell i peuades" pero es que entre una cosa y otra no había encontrado el momento idóneo para tomarme unos minutos frente al procesador de textos. Y es que me encuentro escribiendo en Casa, en la isla de Menorca después de un largo viaje junto a Lourdes, haciendo escala en Madrid y Palma de Mallorca (donde aproveché para ver a estimados amigos) hasta llegar a "s'lla de sa calma".




Seré sincero y diré que acá me siento extraño, estoy muy contento de poder compartir instantes únicos junto a familiares y amigos, personas importantes que hacia un año que no veía y que me alegra comprovar que están bien cada uno en "camino". Pero lo cierto es que, en varias ocasiones mi psique está más allá que acá, pensando que hora será en el país Sudamericano, que estarán haciendo mis compañeros y amigos, en que se entretienen los chicos, que tal está siendo la adaptación al nuevo curso y centro escolar, como serán las nuevas incorporaciones (que las ha habido, 2 hermanitos) y que efecto habrán producido en el resto... tantas y tantas cosas. 

La semana previa a la llegada a S'arraval 24, nos estuvimos concentrando en los preparativos para el inicio de los clases de los 3 que iban a ingresar al colegio parroquial "San Salvador", en Pachacámac, "el nuestro". Papeles, formalismos, reuniones, materiales... todo lo necesario para tratar de empezar el curso con buen pie a pesar de los nervios normales que acompañan a un cambio tan drástico, como es para un joven, el de centro escolar.




En el aspecto más lúdico, no nos podemos quejar ya que en los últimos días hemos podido ir alguna fiesta de cumpleaños y a una "Yunza" para celebrar el Carnaval. Esto, para que nos entendamos, es una especie de piñata hecha árbol. Un resumen rápido sería este encontrado en la red:

El árbol pareciera cobrar vida con todos los adornos que lleva, mientras que los danzantes lo hacen en círculo. La pareja de mayordomos o padrinos son los que inician el corte del árbol, entre movimientos de baile dan dos o tres golpes de hacha o machete al tronco; éstos mismos escogen a la pareja siguiente para así alternar con las otras parejas. Tragos van, tragos vienen, las horas pasan rápidamente, todo es risa y alegría, las parejas de danzantes tienen más fuerza, no parecen sentir cansancio, el tronco del árbol es sostenido por una pequeña astilla, hasta que una última pareja la toca y el árbol cae estrepitosamente al suelo, los espectadores entre jóvenes y niños se abalanzan sobre ella para atrapar  algún regalo, sin importarle que la pisoteen o la aplasten; los más cautos desde los alrededores lanzan baldazos de agua y globos; la risa y carcajada llenan los corazones de toda la multitud.

Donde verdaderamente cobran más fuerza este tipo de tradiciones es en la sierra peruana más recóndita, según cuentan José y Romel (de donde ellos provienen originariamente), mientras ridiculizan el hacer de los habitantes de Quebrada, ya que para los jóvenes, aquello no era más que un sucedáneo de la fiesta original a la que están acostumbrados en sus pueblos. En cambio, para mi, gringo, poder asistir a una celebración tan particular y auténtica al son de la caja y la salsa cubana mientras asestaba golpes al tronco con el enorme filo, fue algo bonito. Lástima de cámara.

Aleeee besos