Illa Helena bienvenida

Sí lo sé, llevaba 2 meses sin actualizar este "burdell i peuades" pero sinceramente, si mi vida hasta hace unas semanas ya era "un poco agitada" ahora lo es mucho más. En estos últimos tiempos han pasado muchas cosas. Muchas. Pero, seguramente la que se lleva la Palma de oro y el Oscar es sin duda la llegada de la bienaventurada, el amanecer, mi talismán (significados de Illa en quéchua), ILLA HELENA CARDONA PEÑA, mi Hija. Como suena eso de "mi hija", todavía no me acabo de acostumbrar, lo escribo con orgullo pero igualmente se me hace un poco extraño. Supongo que deberá pasar algo más de tiempo.

En la misma fecha que llegó la pequeña, a las pocas horas, nos dejó "s'avia Nini", me gusta pensar que fue la primera de la familia menorquina en ver en vivo y directo a su bisnieta, descubrir su fino rostro, sus azulados ojos y su rubio y característico pelo; seguro que su aliento la acompañará siempre.

(PreIlla, foto tomada pocas horas antes del nacimiento)

Escribo ahora, cuando me encuentro en una de las oficinas del MTC (Misnisterio de Transportes y Comunicaciones), en la misma agenda que me acompaña incansable. Estoy tramitando (espero que este sea el último paso porque ya van más de 3 meses con esto: visitas a delegaciones oficiales, al Touring, exámenes sin mucho sentido, viajecitos a Lima y bastante papeleo...) el Canje de licencia de conducción de español a peruano, lo que significa que mi "Brevete" dejará de ser patrio para pasar a ser rojiblanco. Como podéis comprobar cada vez soy más de acá que de allá: carné de extranjería, licencia de conducción, una hija... ¿qué más me queda?
Y es que ya van 18 meses, pero echando la vista atrás parece mucho más tiempo (creo que esto ya lo había comentado alguna que otra vez) por lo acontecido y por las fechas en las que nos encontramos, cuando uno se encuentra un poco más nostálgico de lo habitual por la celebración de "Ses Festes, ses nostres". Espero que más de uno alce su santo grial  al cielo (pomada y/o cerveza, al gusto del consumidor) mientras posa su mano sobre uno de los majestuosos animales protagonistas (un cavall de festes) mientras brinda a nuestra salud, la de aquellos que tanto anhelamos estar y no podemos por exigencias del guión.

(Fiestas Patrias del 28 de Julio)

Supongo que os preguntaréis como estoy qué tal es esto de ser padre, si cambio o no pañales, si doy biberones, si paso noches en vela, etc. etc. Bueno pues estoy bien y sí, cambio pañales, doy biberones (doy más biberones que cambiar pañales, la verdad) y me paso noches en vela escuchando los llantos de la criatutra y tratando de averiguar a que se deben... Por suerte, la relación con la mamá es buena, así como con la familia, esto ayuda, ya que mi intervención en la Casa vida continúa siendo bastante parecida a la de antaño (en la medida de las posibilidades). Tal vez, con unas ojeras algo más pronunciadas.
Gracias a la colaboración de Paloma, amiga y misionera, que pasó con nosotros 5 semanas, la adaptación a la nueva coyuntura fue algo más llevadera.

Yendo al espacio de Hogar decir que han habido avances importantes tanto estructurales, como a nivel de convivencia con los jóvenes. Con la ayuda de las donaciones que hemos ido recibiendo pudimos levantar un techito en la terraza de la casa madre, quedó chévere; poner agua caliente en el baño de los chicos, hasta ahora se bañaban con agua fría; abrir una puertecita que conduce directamente a la capilla, muy necesaria ahora ya; construir una coladuría con su pica y su caño de agua; comprar un carrito nuevo, previa venta de nuestra querida pero problemática Mika... entre otros avances que estáis invitados a vislumbrar con vuestros propios ojos.

(Ganado presión para conseguir agua caliente)

Con los pupilos, la relación es cada vez más familiar (que no excelente, son adolescentes), lo que facilita las relaciones humanas, repercutiendo así en apartados como el social, comunicativo y/o académico. Gracias a Dios.

Ya para despedirme me gustaría agradecer a Amigos y Familiares sus distintas muestras de cariño, aportaciones y regalos llegados desde el otro lado del charco; obsequios que consiguieron arrebatarme sonrisas de complicidad y alguna que otra lágrima de emoción.

Aleeeeee ¡un abrazo!