Si si, como cambian, hace un año,
estaba pasando un fantástico mes de noviembre en Francia (Novembre Français) visitando infinidad
de bonitos parajes entre Burdeos, Lyon y Périgeux con una magnífica compañía y
disfrutando de increíbles instantes pero sin un rumbo claro de lo que haría con
mi existencia. Muchas eran las posibilidades. Hasta que fruto de la Gracia (otros
lo llamarán destino, otros Karma y otros casualidad…): di con la opción peruana
en la que me encuentro enfrascado y plenamente satisfecho; ya que la CASA HOGAR
VIDA, me llena precisamente de eso, de VIDA. Una Vida al servicio y en la que
me encuentro a gusto (ojalá más gente pudiera experimentar lo que yo, soy muy
consciente de que soy un verdadero privilegiado), teniendo en cuenta que es
algo por lo que merece la pena luchar, superando todas las adversidades que se
presenten en el camino, tanto de acá como de allá. Nadie dijo que fuera fácil.
Entre otros acontecimientos, las niñitas, Valeria y
Yasumi abandonaron el Hogar, más tarde de previsto, pero esto es Perú, ¿que
esperábamos? Fueron llevadas a algún Hogar donde se supone las acogerán así
como se debe. Con ellas, llegamos a encariñarnos mucho (también hubo algún
momento en el que la bebé me puso de los nervios, todo sea dicho) pero sabíamos
que nuestra Casa, así como está acondicionada a nivel de personal, no está
preparada para acoger de manera permanente edades tan tempranas.
El poder ver a Jaime y a los jóvenes como actuaban con
las pequeñas era algo digno de admirar, la estimulación que producían las
pequeñas, fue algo precioso y sorprendente. Aunque haya gente que todavía no
comprenda la modalidad de Hogar que está naciendo, comprobamos que la
interacción, siempre bajo supervisión, entre unos y otros, es beneficiosa para
todos.
Las que también nos dejaron fueron Julia y Pilar que desempeñaron una importante labor en el tiempo que permanecieron en Casa, dejando así un hueco difícil de cubrir y sabiendo en todo momento lo que implica la palabra "misionero", esperamos verlas pronto otra vez entre nosotros.
El Martes tuvimos el encuentro de Mallorca Misionera,
una diada que sirvió para que monjas, sacerdotes, laicos y demás expusieran su
razón de ser en el Perú… verdaderos luchadores/as incansables que merecen un
gran reconocimiento por la misión cumplida. Nosotros como casa hogar todavía
estamos naciendo.
Acá ya empieza a asomar el verano, la climatología nos
regala jornadas de puro sol (el de aquí más picante que el isleño) que invitan más
a playa que a chamba. La que hemos visitado ya en par de ocasiones con los
jóvenes que disfrutan como enanos, ellos más acostumbrados al Rio ya que son de
la sierra profunda peruana.
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