Aquí me chupan la sangre

Si antes era una rata la que me traía de cabeza, ahora son los mosquitos, no sé que prefiero la verdad... Después de contar dos docenas de picaduras "ho he dixat anar"; tengo las piernas masacradas y lo peor no es eso, al no estar acostumbrado a los chupasangre nativos, algunas de las picadas llegan hacer una reacción curiosa, con pus y todo, un placer al que tendré que poner remedio. A este paso todos los animalitos del lugar me darán la bienvenida a su manera.

 

 

 

 

El domingo pasado, con mis compañeros de misonaje, nos fuimos a dar una vuelta en carro (coche) bordeando los pueblos o asentamientos rurales que se sitúan alrededor del Río Lurín, que son entre otros: Manchay Bajo, Manchay Alto, Guayabo, Picapiedra, Manzano... En uno de éstos, desplegamos el mantelito y bien comimos, momento que aprovechamos para solucionar problemáticas, reforzar la convivencia, parlamentar en torno al trabajo llevado a cabo, primeras impresiones... Cuando ya estábamos de vuelta nos zambullimos en el Río, algo que a mí me sentó genial, me sirvió para dejar allí todo lo que no necesitaba, un baño purificador podríamos decir (clímax místico del post).

 

 

 

 

 

Sin casi tiempo para ducharnos y cambiarnos de ropa en Pachacámac, volvimos a subirnos al carro y enfilamos dirección Lurín donde se celebraba un encuentro de jóvenes cristianos. Impresionante ver a medio millar de adolescentes en un Vía Crucis organizado por ellos mismos; algunos llevaban 3 días peregrinando hasta llegar a la Catedral de Lurín, nosotros los enganchamos para terminar el proceso con las 2 últimas estaciones. Bonita forma de terminar el día.

 

 

 

 

Factores a tener en cuenta del carácter peruano y a los que conviene aclimatarse con el tiempo: Lentitud (ritmo peruano), Impuntualidad, (ligada a la anterior), Imposibilidad a decir NO (en su caso respuesta abierta, sin ataduras, "así pues", "ya pues").