Primer baño Pacífico

El fin de semana llega a su fin, el tercero del mes de marzo y el cuarto desde que me instalé en el Perú. Hoy domingo, día de elecciones. La obligatoriedad del voto ha hecho que todo se saturara increíblemente. Parece ser que Susana aguantará en el cargo de alcaldesa de Lima, por lo poco que sé en torno al tema: buenas noticias.

 

Hoy ha sido un buen día, una jornada de relax en la que he podido ver y conversar de buena mañana, con gran parte de los míos debido a que celebraban una comida familiar; un orgullo y gran emoción verlos a todos a través de la pantalla del ordenador, primos, tíos, hermano, madre, ahijado… gracias a todos, ha sido bonito sentiros tan cerca pese a la distancia que nos separa.

 

Después de este regalo matutino, nos hemos dirigido a la “Playa del Silencio” donde me he podido zambullir por primera vez en el Océano Pacífico, un (frío) placer. Ya desde nuestra llegada al aparcamiento, nos han tratado como a pitucos (gente de dinero), dejándonos escoger hamaca (ya que aquí es prácticamente obligatorio) en el chiringuito “El Barquito”; a lo largo de la arena se podían contar decenas, cada uno con sus respectivos asientos playeros. Allí hemos podido degustar el típico marisco de éstos lares, regado con rica cerveza peruana. Todo por menos de 120 nuevos soles, 10€ por cabeza. Cuando al sol le dio por esconderse tras la neblina espesa, partimos a visitar el pueblecito de “Chilca”, nada espectacular pero con cierto encanto.

Ahora que me encuentro escribiendo medio tirado en el sofá, noto las piernas pesadas y doloridas, esto tiene su lógica ya que durante la mañana de ayer nos dedicamos a deambular durante horas por el “Parque Industrial” de San Salvador, un polígono GRANDIOSO, para tratar de encontrar los muebles idóneos para el Hogar. Viaje de ida y vuelta en Combi, una experiencia entretenida. No contento con ello y después de comer, PARTIDAZO de fútbol con la “Comunidad del Cenáculo”. Italianos, Croatas, Españoles, Peruanos, Brasileños... compartiendo terreno de juego y pelota.

 

 

Todo unido hace que ahora me sienta agotado pero verdaderamente satisfecho.